“El Giraluna dormía de día huyendo del Sol / El Giraluna, con pétalos blancos, un día escapó”
Sidonie (fragmento de Giraluna, incluída en su disco Costa Azul)
Viernes noche. Salimos de trabajar y nos apresuramos a realizar nuestro particular ritual de belleza. Nos vestimos, nos peinamos y nos maquillamos “a la moda”. Nos disfrazamos de transgresores, de provocadores, o de pijos conformistas, pero el caso es pertenecer a alguna tribu urbana. Pocos son los que pueden presumir de poseer un estilo personal. Somos asteroides necesitados de luz ajena para poder brillar en la noche. Somos girasoles.
Antes de llegar a La Gran Ciudad, todos mis conocidos –salvo honrosas excepciones- podían encajarse en los arquetipos caricaturizados en las teleseries americanas. Muy pocos se atrevían a tener opinión propia, y menos aún se enfrentaban a La Mayoría. Porque La Mayoría era Normal. Lo que hace La Mayoría es lo que hay que hacer. Así nacen Las Modas.
Pero a medida que pasa el tiempo, La Mayoría se vuelve cada vez más salvaje. Lo Normal se encrudece, se envilece, y nos conduce irreversiblemente al desarraigo de nuestras voces interiores. La Moda de turno nos empuja a disfrazar nuestra naturaleza. No hablo de “strass”, ni de azules petróleo (yo, que hubiese jurado que el petróleo es negro, y resulta que es azul) o zapatos “peep toe”. Hablo de nuestra actitud ante la vida, nuestra luz propia.
Dejamos que Ellos –los demás- sepulten nuestra visión del mundo. Dejamos que La Mayoría nos seduzca con promesas de Felicidad a cambio de entregarle nuestra alma. Hasta que al final La Moda nos convierte en simples peones, lacayos de los medios de comunicación y esclavos del marketing.
Antes de llegar a La Gran Ciudad vivía escondiéndome de La Mayoría. Necesitaba tiempo para buscar mi propia luz, o como ya lo describí en otra ocasión, mi ritmo. Cuando lo encontré, me di cuenta de que jamás podría encajar en un sitio donde La Mayoría impone el suyo.
Escapé, como el Giraluna de Sidonie, y descubrí La Gran Ciudad. Aquí no existen mayorías. No hay reglas del juego. Las posibilidades son infinitas. Si bien es cierto que esta libertad de movimientos complica en gran medida ciertos rituales que en otros núcleos más estandarizados son fácilmente dominables, es sabido que cuanto más alto es el riesgo mayor es el beneficio potencial.
Hoy, años después, veo cómo muchas luces se han ido apagando, cómo La Mayoría las ha devorado igual que La Nada devoraba el mundo de Fantasía en La Historia Interminable.
Hoy, años después, doy gracias a La Gran Ciudad por ser tan plural y diversa. Gracias por permitirnos ser giralunas en un mundo de girasoles.
Sidonie (fragmento de Giraluna, incluída en su disco Costa Azul)
Viernes noche. Salimos de trabajar y nos apresuramos a realizar nuestro particular ritual de belleza. Nos vestimos, nos peinamos y nos maquillamos “a la moda”. Nos disfrazamos de transgresores, de provocadores, o de pijos conformistas, pero el caso es pertenecer a alguna tribu urbana. Pocos son los que pueden presumir de poseer un estilo personal. Somos asteroides necesitados de luz ajena para poder brillar en la noche. Somos girasoles.
Antes de llegar a La Gran Ciudad, todos mis conocidos –salvo honrosas excepciones- podían encajarse en los arquetipos caricaturizados en las teleseries americanas. Muy pocos se atrevían a tener opinión propia, y menos aún se enfrentaban a La Mayoría. Porque La Mayoría era Normal. Lo que hace La Mayoría es lo que hay que hacer. Así nacen Las Modas.
Pero a medida que pasa el tiempo, La Mayoría se vuelve cada vez más salvaje. Lo Normal se encrudece, se envilece, y nos conduce irreversiblemente al desarraigo de nuestras voces interiores. La Moda de turno nos empuja a disfrazar nuestra naturaleza. No hablo de “strass”, ni de azules petróleo (yo, que hubiese jurado que el petróleo es negro, y resulta que es azul) o zapatos “peep toe”. Hablo de nuestra actitud ante la vida, nuestra luz propia.
Dejamos que Ellos –los demás- sepulten nuestra visión del mundo. Dejamos que La Mayoría nos seduzca con promesas de Felicidad a cambio de entregarle nuestra alma. Hasta que al final La Moda nos convierte en simples peones, lacayos de los medios de comunicación y esclavos del marketing.
Antes de llegar a La Gran Ciudad vivía escondiéndome de La Mayoría. Necesitaba tiempo para buscar mi propia luz, o como ya lo describí en otra ocasión, mi ritmo. Cuando lo encontré, me di cuenta de que jamás podría encajar en un sitio donde La Mayoría impone el suyo.
Escapé, como el Giraluna de Sidonie, y descubrí La Gran Ciudad. Aquí no existen mayorías. No hay reglas del juego. Las posibilidades son infinitas. Si bien es cierto que esta libertad de movimientos complica en gran medida ciertos rituales que en otros núcleos más estandarizados son fácilmente dominables, es sabido que cuanto más alto es el riesgo mayor es el beneficio potencial.
Hoy, años después, veo cómo muchas luces se han ido apagando, cómo La Mayoría las ha devorado igual que La Nada devoraba el mundo de Fantasía en La Historia Interminable.
Hoy, años después, doy gracias a La Gran Ciudad por ser tan plural y diversa. Gracias por permitirnos ser giralunas en un mundo de girasoles.
6 comentarios:
¿Te has planteado que hay gente sin estilo? ¿Que elige no elegir?
Lo digo porque me identifico con alguien así.
Hay quien te ha echado de menos por aquí. Pienso que sería divertido que intentaras adivinar quién soy, aunque con lo inteligente que eres seguro que lo descubres en dos minutos.
Coincide que he leído este post precisamente después de pasar el fin de semana entre girasoles :) Y doy gracias a dios de que seamos giralunas!!
Tiene sus desventajas también, está claro que ser girasol es la forma más rápida y fácil de encontrar tu sitio en el mundo, pero desde luego no la mejor.
Un beso!
Anónimo:
Jejeje... Pensé que eras alguien pero me equivoqué ;) No eras mi primera sospecha... Pocas pistas me has dado, aunque suficientes para tener algún pálpito... Pero dada mi tasa de aciertos prefiero ver si te saco algo más!
Respecto a tu comentario, ¿no crees que "elegir no elegir" también implica una elección?
¿Crees, realmente, que hay gente sin estilo? Hay una gran diferencia entre alejarse de los estereotipos socialmente aceptados y no tener estilo. Al fin y al cabo, ¿quién marca qué es tener estilo?
Como verás, hago preguntas abiertas para ver si te saco algo más ;)
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Citricut:
Te doy la razón en que encontrar tu sitio en el mundo cuando no concibes la resignación es, cuando menos, complicado. Pero hay una gran ventaja, y es tener la oportunidad de conocer a otros giralunas por el camino ;)
Dejo una pregunta: ¿Creéis que los girasoles nacen o que son producto de la desidia?
Ahí queda eso ;)
Un beso!
Mas q gente sin estilo yo creo q hay gente con desgana, o como bien dices ester q ha elegido no elegir.
Logran asi marcar su propio estilo. Q no tiene q ser uno impuesto por alguna moda.
De echo prefiero ser asi... seguir siendo un giraluna. Prefiero mantenerme tal y como soy... fiel a mi misma.
Ja, esta es buena. Sí, supongo que elegir no elegir es elegir, pero no deja de ser apartarse del resto de elecciones. Y sí, creo que hay personas sin estilo en el sentido de que no siguen ningún tipo de ... estilo. Lo que pasa es que luego se les puede encasillar (con tal de que salgan vestidos a la calle, y si me apuras a los que van sin ropa también se les podría encasillar). Pero aún así, yo creo que carecen de estilo, aunque a posteriori se les pueda clasificar de alguna forma.
Tienes razón en que hay una gran diferencia entre alejarse de los estereotipos socialmente aceptados y no tener estilo, pero insisto, creo que si te alejas de "todo", no de estereotipos, ropas, tribus urbanas, etc, sino sencillamente, de todo cuanto puedas percibir, se consigue no tener ningún estilo ni ningún nada. Yo soy amante del vacío.
Claro que alejarse de todo lo que se percibe es una cosa, y alejarse de todo es otra muy distinta (e imposible por definición, creo). Bueno, me enrollo un poco, así que ya paro. Siempre fui de enrollarme mientras hablaba (tenga usted su pista)
:*
Hola!
Siento haber estado tanto tiempo desaparecida (sobre todo por haber interrumpido la conversación con mi amigo anónimo ;))
anónimo: Así que eres un "amante del vacío". Eso a mí me suena a nihilismo, y ya vamos cerrando el cerco. Gracias por la nueva pista ;) Dar rodeos a una idea lamentablemente no me ha servido de pista (eso lo hacemos casi todos!)
nurineko: Me encantas. En serio. Eres genial. No tengo más comentarios :)
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