jueves, 24 de febrero de 2011

Cielos Estrellados

"Cuando la vida te presente razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones para reír".
Anónimo

Cuando uno mira el cielo nocturno descubre cosas increíbles. Se da uno cuenta de que la Luna Llena le sonríe y de que las estrellas, que tan orgullosamente presumen de brillo en las noches de Luna Nueva, titilan tímidamente en su presencia. Y uno se sonríe pensando en la grandeza de la Luna y en esas estrellas tan "naïve", y de repente las penas que uno carga en el corazón parecen más ligeras bajo la amable sonrisa de plata que le observa a uno desde el cielo.


A veces, si este uno que observa el cielo tiene la suerte suficiente, verá un destello misterioso de luz, un resplandor momentáneo, y cerrará los ojos pidiendo un deseo con todas sus fuerzas. Y se sentirá Feliz por haber tenido la suerte de poder haber visto semejante espectáculo. Es curioso... Nadie recrimina a una estrella fugaz el hecho de desvanecerse, no nos enfadamos con ella por desaparecer dejándonos con ganas de observarla más tiempo. Simplemente llega, desfilando vanidosa, nos ilumina con su presencia y desaparece después dejándole a uno la promesa de un deseo por cumplir.


Cuando uno mira al cielo nocturno, incluso desde La Gran Ciudad, se da cuenta de lo pequeño que es en realidad. Qué insignificantes somos, cuando nos comparamos a la inmensidad que nos rodea. Y sin embargo, qué misión tan grandiosa la que podemos llevar a cabo como individuos, qué increíble camino el que seguimos en busca de nuestra Felicidad y qué grandes nos hace nuestra capacidad de Amar.

Decía Paulo Coelho que cuando todos los días resultan iguales es porque el hombre ha dejado de percibir las cosas buenas que surgen en su vida cada vez que el sol cruza el cielo.

Aprende a observar atentamente el cielo nocturno. Aprende a observar atentamente cada detalle de la vida que transcurre ante ti. Deja de pensar, deja de plantearte todo, y limítate a redescubrir las Pequeñas Alegrías Cotidianas que te rodean. Ese es el Poder que tienes para cambiar el Mundo, tu Poder para ser Feliz.

Brilla con tu propia luz e ilumina a quien pase por tu vida, ya sea como una estrella fugaz que alegra corazones ajenos, como la Luna Llena que ocupa todo el cielo y hace palidecer a las estrellas o como las tímidas estrellas titilantes que están ahí durante cientos de años.

Aprende a Brillar, e incluso en tus peores horas te darás cuenta de que nada puede perturbar tu Felicidad. Puedes estar triste, puedes estar preocupado, puedes estar agobiado. Las circunstancias de la vida pueden hacerte creer que las cosas van mal. Pero tú debes aprender a mirar más allá y a darte cuenta de cuál es tu lugar en el Mundo.

Observa el Cielo Estrellado cuando se te olvide quién eres en realidad y, admirando la inmensidad de la que eres parte, recuerda que tu misión en esta vida es ser Feliz.

viernes, 6 de agosto de 2010

Hiroshima

Cuando la bomba cayó sobre Hiroshima y explotó, vimos desaparecer toda una ciudad. Yo escribí en mi diario las palabras: "Dios mío, ¿qué hemos hecho?"
Capitán Robert Lewis

Hoy se cumplen 65 años desde la abominable masacre de Hiroshima. Quizá este año, por haber estado allí unos días y haber tenido la oportunidad de escuchar en primera persona el relato de los habitantes de la ciudad que sufrió lo indecible, soy más consciente de lo que realmente ocurrió allí. Hoy, cuando se cumplen 65 años desde que la capital del Imperio Neoliberalista tuvo que demostrar su poder –dos veces- por causas que en ningún caso justificarían semejante carnicería, quiero compartir con vosotros las fotos, los recuerdos y las sensaciones que viví cuando visité Hiroshima hace menos de un mes. Apenas puedo contener las lágrimas al pensar que tantos años de evolución no han servido más que para encontrar formas cada vez más sofisticadas y brutales de asesinarnos unos a otros.

Más de doscientos mil civiles se despertaron esa mañana (o quizá ni siquiera llegaron a despertarse) cuando, a primera hora, una instantánea muerte blanca caía sobre los más afortunados. Los relojes se pararon en testimonio mudo de la muerte de sus dueños desintegrados por la terrible explosión.

Tal día como hoy, en 1945, el presidente Harry Truman ordenó el primer ataque nuclear en la historia de la humanidad sobre el pueblo de Hiroshima. Hiroshima no era ni mucho menos un enclave militar, era un pueblo como el tuyo y el mío, un pueblo normal de gente como tú y como yo que un día fueron exterminados. Miles de mujeres y niños, estudiantes, comerciantes, labradores, profesores, y un largo etcétera que apenas incluye personal militar fueron aniquilados en nombre de una absurda demostración de poder. El único delito que cometió la ciudad de Hiroshima fue que esa mañana el cielo estaba despejado, y por eso los americanos decidieron tirar allí la bomba, para poder ver con claridad la capacidad destructiva de su creación. Podría haber sido Kyoto o Yokohama, pero desafortunadamente para Hiroshima ese día hacía buen tiempo.
Hiroshima fue borrada del mapa sin más contemplaciones. Donde había habido una ciudad próspera sólo quedó un solar destruido y radiación que mataría posteriormente a los que sobrevivieron a la deflagración.

Los infelices que sobrevivieron se vieron expuestos a un sufrimiento aún peor a la muerte, a terribles deformidades y en la gran mayoría de los casos a una muerte lenta a causa de la radiación, y aún hoy millones de japoneses siguen padeciendo graves consecuencias genéticas. Según el testimonio de quienes presenciaron la devastación, los supervivientes de la explosión parecían zombis que deambulaban entre cenizas y humo, sin pelo y ciegos, con la piel desprendiéndose de sus cuerpos semi-vivos.


Hasta meses después de la bomba nadie pudo entrar a socorrer a los supervivientes. Los médicos, enfermeras y equipos de rescate de la ciudad también estaban muertos o gravemente heridos. Los supervivientes, completamente desolados, no tenían a dónde ir y permanecieron en el epicentro de la masacre, bebiendo agua contaminada y expuestos a la lluvia radioactiva.

Lo que más me conmovió de Hiroshima fue la historia de la pequeña Sadako Sasaki. Sadako sólo tenía dos años el 6 de agosto de 1945. En el momento de la explosión estaba en su casa, que se encontraba bastante lejos del punto de la explosión. Parecía que había sido afortunada y había conseguido sobrevivir convirtiéndose en una niña fuerte y atlética. Sin embargo, como a muchos otros, la sentencia de muerte de Sadako también había sido escrita ese fatídico día.

En 1954, con 11 años, mientras corría una carrera en clase de gimnasia, cayó al suelo desmayada. La pequeña Sadako estaba muriendo de leucemia.

En Japón existe una vieja tradición sobre alguien que hizo mil grullas de papel como ofrenda a los dioses, y cuyo deseo fue concedido. Sadako tenía la esperanza de que los dioses le concedieran el deseo de volver a correr de nuevo, así que dedicaba las horas en el hospital a hacer grullas. Los médicos y enfermeras le traían los envoltorios de los medicamentos y cualquier otro papel que pudiese utilizar y Sadako, incansable, pasaba los días y las noches haciendo centenares de grullas.

Después de conocer en el hospital a otros niños con leucemia (la “enfermedad de la Bomba A”) a los que vio morir ante sus ojos como un anuncio del destino que a ella misma le aguardaba, Sadako pensó que no sería justo pedir la curación sólo para ella, y pidió que su ofrenda de 1000 grullas de papel a los dioses sirviera para traer la paz y la curación a todas las víctimas del mundo.

Lamentablemente su deseo no fue concedido y la pequeña murió antes de conseguir terminar las 1000 grullas. Llegó a completar 644 grullas antes de que la enfermedad se la llevase. Sus compañeros de escuela, después de su muerte, completaron el número haciendo ellos las grullas que faltaban para llegar hasta 1000.

La historia de Sadako conmovió a todo Japón y, en 1958, fue contruida una estatua en su honor y en memoria de todos los niños muertos a causa de la bomba. En la base de esta estatua puede leerse el mensaje de los niños japoneses a todos nosotros: "Éste es nuestro grito, ésta es nuestra plegaria; paz en el mundo".



A pesar de todo lo que sufrieron, el pueblo japonés nos ha dado una valiosa lección. Ellos no han querido regodearse en su tragedia y han trabajado muy duro para seguir adelante. Cuando uno viaja a Hiroshima parece mentira que hace tan sólo 65 años la vida allí se extinguiese por completo. Hiroshima es hoy en día una ciudad con una actividad frenética y ciudadanos extremadamente agradables y trabajadores; todos los monumentos históricos fueron delicadamente reconstruidos y la vida ha seguido allí como si nada hubiese pasado. No guardan ningún rencor hacia los EEUU. Para ellos, Hiroshima debe dar testimonio de lo que podría volver a pasar en cualquier momento, y lo único que reivindican sus habitantes es el desarme nuclear mundial de manera definitiva. Como símbolo de este deseo, la Llama de La Paz permanecerá siempre encendida en el Parque de La Paz, y sólo se apagará cuando las armas nucleares no sean más que un triste recuerdo en nuestra Historia.

Hoy, 65 años después, sólo me queda desear con todas mis fuerzas que la Llama de La Paz se apague de una vez por todas y que, por fin, los dioses nos concedan a todos el deseo de la pequeña Sadako
.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Suerte Mágica

“El camino de la magia -como, en general, el camino de la vida- es y será siempre el camino del Misterio.”
Paulo Coelho
Escritor

¿Alguna vez habéis pensado en la increíble sucesión de acontecimientos que hubieron de tener lugar para que estemos aquí?

En algún momento de la historia del universo, algo ocurrió –no se sabe aún muy bien por qué- y, en un solo instante, nuestro universo de pronto tenía una amplitud de un mínimo de 100 000 millones de años luz. Si en ese proceso cualquier ínfimo detalle hubiese sido diferente en escalas inimaginablemente pequeñas, con toda seguridad ninguno de nosotros estaríamos aquí.

No sólo tuvimos la suerte de que aquello pasara precisamente así y no de cualquier otra manera, sino que además tenemos el privilegio de que, en las condiciones de nuestro planeta, los átomos se agruparon formando vida. Los mismos átomos que no lo hacen en tantos otros sitios lo hacen aquí. Así, sin más. Porque sí. Estadísticamente, es bastante probable que lo hagan en muchos otros sitios, por supuesto, pero de lo que se trata ahora es de pensar que lo hacen aquí y ahora, para que nosotros existamos.

Si además tenemos en cuenta que, a lo largo de más de 3800 millones de años (que se dice pronto), cada uno de nosotros ha pertenecido a una línea evolutiva muy concreta y afortunadísima, la única que podría haber desembocado en el material genético que llevamos cada uno de nosotros, lo cierto es que parece increíble que haya ocurrido.

Y, sin embargo, aquí estamos.

Somos una singularidad en algún punto de un inimaginablemente gigantesco Todo. Y sí, somos pequeños e insignificantes si nos medimos respecto esa inmensidad. Pero, ¿cómo podríamos afirmar que nuestra existencia carece de significado? Es pura magia desde el momento en que un espermatozoide llega a un óvulo para fecundarlo, de hecho lo es desde mucho antes de ese momento, y continúa siéndolo durante un brevísimo período de tiempo (o toda una vida, según se mire).

En estas fechas, que vienen siempre cargadas de buenos deseos y buenas intenciones, os deseo a vosotros lo mismo que quiero para mí: aprender a valorar la infinita suerte, la suerte mágica, de estar aquí en este preciso instante.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Déjà vu

¿Quién lee diez siglos en la Historia y no la cierra
al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha?
Los mismos hombres, las mismas guerras,
los mismos tiranos, las mismas cadenas,
los mismos farsantes, las mismas sectas.
¡Y los mismos, los mismos poetas!

León Felipe

A pesar de mi corta edad, a mí hay cosas que ya me suenan conocidas cada vez que enciendo el televisor para ver los informativos. Pero miro a mi alrededor y me pregunto si a los demás también les pasa o, como claman algunos, nuestra memoria histórica deja mucho -muchísimo- que desear, porque parece que nos sigue sorprendiendo oir las (a veces distintas) consecuencias de ciertos intereses políticos y económicos (que siempre son los mismos).

Hoy me han reenviado un artículo de Arturo Pérez-Reverte, publicado en "El Semanal" y fechado el 15 de noviembre de 1998. En él analiza, de manera brillante y mordaz, qué pasaba entonces y hacia dónde nos dirigíamos. Al no tratar sobre las consecuencias del mal que se vivieran en ese momento (como subidas de paro, inflación, etc), sino centrarse en la raíz misma del problema, al leerlo se le pone a una un nudo en la garganta. Y este artículo la deja a una tan acongojada -por no decir acojonada- porque se da cuenta de que, muy a pesar de lo que se empeñen en decirnos nuestros políticos, es ciertamente alarmante lo poquísimo que hemos avanzado en la resolución de nuestros problemas más acuciantes.

Hace 10 años, cuando "El Semanal" publicaba el artículo de Pérez-Reverte, recuerdo que Nokia lanzaba su popular modelo 3210. Ese año, fui al cine a ver el estreno de El Gran Lebowski y tenía en mi casa un PC con lo ultimísimo en procesador (lo que venía siendo un Pentium II). Hoy, tengo un teléfono con un procesador más potente que el de aquel PC en el que puedo ver aquella película en el metro si me apetece. ¿Cómo es posible que la tecnología haya avanzado tantísimo en sólo 10 años y sin embargo no hayamos sido capaces de arreglar un problema que ya teníamos hace muchísimo más que una década?

Lo único que una puede preguntarse es cómo, a estas alturas, nos siguen vendiendo la misma moto una y otra vez. Decía Camile Seé que la historia se repite, pero lo cierto es que sus lecciones no se aprovechan... ¡Qué gran verdad!


LOS AMOS DEL MUNDO

Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del computador, su futuro y el de sus hijos.

Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro.

Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio, o al revés, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo.

Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo. Porque siempre ganan ellos, cuando ganan; y nunca pierden ellos, cuando pierden.

No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tienen que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la Tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro.

Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder. El riesgo es mínimo. Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia.

Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático, y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados.

Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días. Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.

Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad.

Y entonces todo el tinglado se va a tomar por el saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces, ¡oh, prodigio!, mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no.

Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recaen directamente sobre las espaldas de todos nosotros.

Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos, y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia y con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda. Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la paga con su pellejo, con sus ahorros, y a veces con su puesto de trabajo, Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.

Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena.

Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.

Arturo Pérez-Reverte
'El Semanal'
15 de Noviembre de 1998

martes, 16 de septiembre de 2008

Hipocresía y Capitalismo

De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero.

Benjamín Franklin


Ni soy economista, ni soy analista política, ni este blog pretende tratar estos temas, pero cada día que pasa está más claro que algo huele a podrido en el Sistema y no hay que estar especialmente cualificado para darse cuenta.

Pongamos un ejemplo reciente: Durante estos meses de verano, cuando todos teníamos la vista en los Juegos Olímpicos, de pronto nos enteramos de que la “malvada Rusia” había invadido territorio de la “desvalida Georgia” ante el espanto de nuestros dirigentes y de los medios de comunicación. ¡Los temibles rusos habían aprovechado un evento que promueve los más altos ideales para iniciar una guerra!

Recapitulemos: No sé si alguien recordará que, durante el gobierno de Clinton, EEUU tomó un papel activo en los realinamientos de las fronteras de la antigua Yugoslavia que culminó con la secesión no legítima pero reconocida de Kosovo. Sin embargo, EEUU también intentó promover la inclusión en la OTAN de los territorios anteriormente soviéticos, uno de los cuales era Georgia. Recordemos que allá por 1990 Georgia intentaba retirar el estatus autonómico de sus zonas de etnia no georgiana, y estas zonas se proclamaban (al igual que Kosovo) estados independientes. A diferencia del caso de Kosovo, sólo Rusia les garantizó su autonomía de facto. ¿Por qué EEUU defendería a Kosovo por un lado mientras por el otro quería meter a Georgia, entre otros, en la OTAN?

En 2003, Bush invade Irak y, aprovechando el desconcierto, además de obtener el derecho a establecer bases militares en las repúblicas de Asia Central antes soviéticas, promovió la construcción de gasoductos que no pasaran por Rusia, cuando desde tiempos de la URSS, Europa Occidental se abastece (en casi un 40% de su consumo total) del gas que llega de Rusia a través de gasoductos que pasan por Lituania, Polonia y Ucrania.

Recordemos que cuando los americanos apostaron por la inclusión de las repúblicas antes soviéticas en la OTAN hubo voces discordantes. Una de esas voces fue Alemania, y mirad por dónde, se acordó formar un consorcio para construir un gasoducto submarino que uniera directamente los yacimientos de gas rusos a Alemania, saltándose a los anteriores intermediarios. Y de repente Polonia accede a alojar los “misiles de defensa para protegernos de la amenaza iraní”, que Rusia sin embargo consideró que estaban apuntando en su contra. ¡Qué casualidad!

Entonces ¿qué ha pasado en Osetia del Sur y Abjazia? ¿Hay algo de verdad en la historia que nos han vendido?

En febrero, Kosovo se transformó en un estado independiente legítimo apoyado y reconocido por EEUU y muchos países de Europa occidental. ¿Acaso la lógica de la maniobra no debía aplicarse igual a los territorios de la antigua URSS? ¿No era acaso la de esas zonas la misma situación que la de Kosovo? Rusia entendía que sí, y autorizó el establecimiento de relaciones directas con Osetia del Sur y Abjazia.

En abril, EEUU propuso introducir a Georgia y Ucrania en la OTAN, pero Alemania, Francia y Reino Unido se negaron sabiendo que resultaría ser una provocación a Rusia. En ese momento, el presidente de Georgia, Mijail Saakashvili, que no es más que una marioneta, vio que iba a perder cualquier esperanza de mantener Osetia del Sur y Abjazia bajo su control, así que aprovechó los JJOO para invadir los territorios independentistas, esperando recibir ayuda americana (y, con suerte, de toda la OTAN). Pero Rusia contestó inmediatamente aplastando al ejército georgiano. Si esto lo hace EEUU, estamos “defendiendo la libertad” pero lo hace Rusia y nos llevamos las manos a la cabeza.

Pero lo importante de todo esto es el fondo del conflicto: El Gran Capital y su guerra por el dominio sobre los recursos energéticos y sus rutas. Todo este paripé que hemos vivido este verano no ha sido más que eso. Más sangre, esta vez por gas en lugar de petróleo, pero más sangre al fin y al cabo. Y todo esto no es más que un triste ejemplo de la manipulación a la que se nos somete y de la hipocresía de nuestros representantes gubernamentales, que se llenan la boca de palabras como "libertad" o "democracia" mientras alientan estos ridículos conflictos.

Uno no puede dejar de preguntarse a qué se dedican exactamente los periodistas de este país. Tenemos que aguantar horas –y horas- de insulsos debates sobre la niña de Rajoy o la nariz de la princesa Letizia, pero ¿a ningún “periodista” se le ocurre hablar sobre política más allá de las cuatro consignas lanzadas por los propios partidos? ¿O es que también han sido comprados?

Como decía Friedrich Nietzsche, el valor de un espíritu se mide por su capacidad para soportar la verdad. ¿Preferimos seguir manipulados, oyendo estupideces de mal llamados profesionales del periodismo, que lo único que hacen es emitir las versiones oficiales sin ningún tipo de actitud crítica? No. No podemos querer eso.

A pesar del gran poder que ha demostrado tener el gran capital para comprar incluso algunas almas, hay voces que no se han vendido. Y, a pesar del boicot de los mass media, esas voces deben ser oídas. Por eso, hoy quisiera pediros que leáis el discurso del periodista y fotógrafo Gervasio Sánchez, premio Ortega y Gasset 2008. A pesar de haber hablado ante dirigentes políticos y decenas de periodistas, es más que probable que no hayáis leído nada sobre sus palabras. No hay mejor despedida que esta para demostrar la veracidad del famoso proverbio chino: Cuando el dinero habla, la verdad calla.

"Estimados miembros del jurado, señoras y señores:

Es para mí un gran honor recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía convocado por El País, diario donde publiqué mis fotos iniciáticas de América Latina en la década de los ochenta y mis mejores trabajos realizados en diferentes conflictos del mundo durante la década de los noventa, muy especialmente las fotografías que tomé durante el cerco de Sarajevo….

Quiero dar las gracias a los responsables de Heraldo de Aragón, del Magazine de La Vanguardia y la Cadena Ser por respetar siempre mi trabajo como periodista y permitir que los protagonistas de mis historias, tantas veces seres humanos extraviados en los desaguaderos de la historia, tengan un espacio donde llorar y gritar. No quiero olvidar a las organizaciones humanitarias Intermon Oxfam, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras, la compañía DKV SEGUROS y a mi editor Leopoldo Blume por apoyarme sin fisuras en los últimos doce años y permitir que el proyecto Vidas Minadas al que pertenece la fotografía premiada tenga vida propia y un largo recorrido que puede durar décadas.

Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años.

Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad. Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad. Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi.

Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.

Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas. Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas. Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos. Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.

Muchas gracias."

viernes, 13 de junio de 2008

¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?

¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?
¿Qué miran los poetas andaluces de ahora?
¿Qué sienten los poetas andaluces de ahora?

Cantan con voz de hombre, ¿pero dónde los hombres?
Con ojos de hombre miran, ¿pero dónde los hombres?
Con pecho de hombre sienten, ¿pero dónde los hombres?

Cantan, y cuando cantan parece que están solos.
Miran, y cuando miran parece que están solos.
Sienten, y cuando sienten parece que están solos.

¿Es que ya Andalucía se ha quedado sin nadie?
¿Es que acaso en los montes andaluces no hay nadie?
¿Que en los mares y campos andaluces no hay nadie?

¿No habrá ya quien responda a la voz del poeta?
¿Quien mire al corazón sin muros del poeta?
¿Tantas cosas han muerto que no hay más que el poeta?

Cantad alto. Oiréis que oyen otros oídos.
Mirad alto. Veréis que miran otros ojos.
Latid alto. Sabréis que palpita otra sangre.

No es más hondo el poeta en su oscuro subsuelo
encerrado. Su canto asciende a más profundo
cuando, abierto en el aire, ya es de todos los hombres.

Balada para los poetas de hoy (Rafael Alberti)


El otro día hice un "experimento". Me subí a un vagón de metro y, en lugar de fijar mis ojos en la revista que llevaba, alcé la vista y contemplé a los demás pasajeros. La mayor parte de ellos tenían la mirada perdida en algún punto indefinido, alguno que otro miraba lascivamente a una bonita jovencita que jugaba con su móvil, y otros leían un diario gratuito de forma distraída. De pronto, mis ojos se cruzaron con otra mirada levantada. Sólo una en un vagón en el que viajaban más de cuarenta personas. Ambas desconocidas nos sonreímos con complicidad durante un segundo, como si estuviéramos igualmente sorprendidas de descubrir otra mirada curiosa en el cubículo de metal.

¿Por qué ya no nos miramos a los ojos? ¿Por qué no conocemos a nuestros vecinos? Nos sentimos solos, y sin embargo estamos rodeados de otros como nosotros, que se sienten igual de perdidos. ¿Qué nos ha pasado?

No hace falta ser poeta para tener una voz que no quiere callar, una mirada inquisitiva y un corazón anhelante. Pero, como bien dice Rafael Alberti en su balada, no vale de nada escondernos del mundo. Debemos alzar nuestros corazones y veremos que hay otros tantos que laten al unísono.

Encontremos a ese poeta andaluz perdido en cada uno de nosotros.


martes, 27 de mayo de 2008

¿Democracia?

"No es tarea fácil dirigir a hombres; empujarlos, en cambio, es muy sencillo."
Rabindranath Tagore, filósofo y escritor indio

¿Podemos decir que vivimos en una democracia? ¿Acaso somos nosotros, el pueblo, los que decidimos algo -¡lo que sea!- mínimamente trascendental? ¿Qué democracia es esta en la que se nos fuerza a escoger entre dos opciones igualmente malas? ¿Qué democracia es esta en la que se silencia a todo aquel que no pertenezca a un partido mayoritario? ¿Qué democracia es esta en la que la Justicia deja de funcionar?


Estamos tan acostumbrados a la manipulación que ya sólo perseguimos que el sistema nos provea de pan y circo. Y lo cierto es que, últimamente, no nos da ni eso. Sin embargo, aquí seguimos, fieles a nuestra Visa Oro, ciegos al desmoronamiento de nuestros principios más fundamentales. Cuerpos de policía que han atormentado impunes a los habitantes de una ciudad a escasos kilómetros de la capital del país durante años, monstruos que encuentran placer en arrancarle la inocencia a los más indefensos, y lo más terrible de todo, infinidad de testigos que llegado el momento crucial prefieren no mirar, no escuchar y no hablar.

"Los caballos tienen cascos para caminar sobre la escarcha y la nieve; pelo, para protegerles del viento y del frío. Comen hierba, beben agua, y corren por la campiña. Ésta es la verdadera naturaleza del caballo. No están acostumbrados a vivir en casas suntuosas.

Un día apareció Poh Loh diciendo: yo puedo manejar a los caballos. De esta forma los marcó con hierro, los esquiló, herró sus cascos, les puso cabestros, ató sus cabezas, puso trabas en sus pies y los metió en establos. Tras esto murieron dos o tres de cada diez. Después los mantuvo hambrientos y sedientos, les hizo trotar y galopar, los cepilló y cortó su pelo para arreglarlos. Les hizo sentir la brida borlada delante y la áspera fusta detrás hasta que más de la mitad de ellos murieron.

Los caballos viven en tierras secas, comen hierba y beben agua. Cuando están contentos se frotan el cuello unos contra los otros. Cuando están enfadados, se vuelven y cocean. Así se comportan de forma natural. Pero después de sentir la brida y el bocado, con una placa de metal en la frente, aprenden a mirar malignamente, a girar la cabeza para morder, a resistirse, a sacar el bocado de la boca o a morder la brida. De este modo fueron depravados, este fue el error de Poh Loh."
Chuang Tzu, 300-400 a.C., traducido por Herbert Giles

Yo me pregunto si hay alguna diferencia entre los caballos y nosotros... Nos hemos convertido en esclavos. Nos han adiestrado, nos han colocado bocados y bridas y ahora sólo sabemos obedecer la fusta del sistema neoliberalista mientras dejamos que la perfidia consuma nuestra conciencia. ¿Qué queda del Ser Humano hoy en día? ¿Cuánto tiempo más vamos a tardar en despertar?