martes, 27 de mayo de 2008

¿Democracia?

"No es tarea fácil dirigir a hombres; empujarlos, en cambio, es muy sencillo."
Rabindranath Tagore, filósofo y escritor indio

¿Podemos decir que vivimos en una democracia? ¿Acaso somos nosotros, el pueblo, los que decidimos algo -¡lo que sea!- mínimamente trascendental? ¿Qué democracia es esta en la que se nos fuerza a escoger entre dos opciones igualmente malas? ¿Qué democracia es esta en la que se silencia a todo aquel que no pertenezca a un partido mayoritario? ¿Qué democracia es esta en la que la Justicia deja de funcionar?


Estamos tan acostumbrados a la manipulación que ya sólo perseguimos que el sistema nos provea de pan y circo. Y lo cierto es que, últimamente, no nos da ni eso. Sin embargo, aquí seguimos, fieles a nuestra Visa Oro, ciegos al desmoronamiento de nuestros principios más fundamentales. Cuerpos de policía que han atormentado impunes a los habitantes de una ciudad a escasos kilómetros de la capital del país durante años, monstruos que encuentran placer en arrancarle la inocencia a los más indefensos, y lo más terrible de todo, infinidad de testigos que llegado el momento crucial prefieren no mirar, no escuchar y no hablar.

"Los caballos tienen cascos para caminar sobre la escarcha y la nieve; pelo, para protegerles del viento y del frío. Comen hierba, beben agua, y corren por la campiña. Ésta es la verdadera naturaleza del caballo. No están acostumbrados a vivir en casas suntuosas.

Un día apareció Poh Loh diciendo: yo puedo manejar a los caballos. De esta forma los marcó con hierro, los esquiló, herró sus cascos, les puso cabestros, ató sus cabezas, puso trabas en sus pies y los metió en establos. Tras esto murieron dos o tres de cada diez. Después los mantuvo hambrientos y sedientos, les hizo trotar y galopar, los cepilló y cortó su pelo para arreglarlos. Les hizo sentir la brida borlada delante y la áspera fusta detrás hasta que más de la mitad de ellos murieron.

Los caballos viven en tierras secas, comen hierba y beben agua. Cuando están contentos se frotan el cuello unos contra los otros. Cuando están enfadados, se vuelven y cocean. Así se comportan de forma natural. Pero después de sentir la brida y el bocado, con una placa de metal en la frente, aprenden a mirar malignamente, a girar la cabeza para morder, a resistirse, a sacar el bocado de la boca o a morder la brida. De este modo fueron depravados, este fue el error de Poh Loh."
Chuang Tzu, 300-400 a.C., traducido por Herbert Giles

Yo me pregunto si hay alguna diferencia entre los caballos y nosotros... Nos hemos convertido en esclavos. Nos han adiestrado, nos han colocado bocados y bridas y ahora sólo sabemos obedecer la fusta del sistema neoliberalista mientras dejamos que la perfidia consuma nuestra conciencia. ¿Qué queda del Ser Humano hoy en día? ¿Cuánto tiempo más vamos a tardar en despertar?

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Centramos nuestro tiempo en progresar, pensamos ingrato error, que ascendiendo.
El sacrificio humano consciente, ha estado siempre presente y el abanico de manifestaciones a lo largo de una vida va en aumento cual campana de Gaüss: con pausa y a ritmo constante, llegaremos a un punto de partida al que podríamos haber llegado con menas complicaciones, limitaciones, tiempo y definitiva más comodidad y vida.
La comodidad invade nuestra vida, ¿por qué molestarnos en dejar de usar la VISA? ¿por qué gastar menos agua? ¿por qué denunciar lo injusto que ocurre al lado? ¿por qué hacer ver la luz al caminante perdido?
No tengo tiempo para mejorar el mundo, pero mi portáil se lleva todo lo que quiera (él que todo lo 'compensa')... es lo más cómodo...

Yo. dijo...

Creo que existe una gran diferencia entre comodidad y aletargamiento.

Piensa en algún día que hayas dormido demasiadas horas. Llega un momento en que te duele la espalda, y no es que estés especialmente a gusto en la cama, pero da tanta pereza levantarte que te quedas un rato más ahí tumbado (aunque sabes que es técnicamente imposible que realmente tengas sueño).

Es complicado salir del ciclo en el que estamos inmersos, porque el nuevo sistema de esclavitud es muy ingenioso. Nos hace creer que somos libres, pero en realidad estamos más sugestionados que nunca. Cada día nuestra sociedad se parece más a la que planteaba Orwell en "1984".

Pero ¿de verdad estamos cómodos? ¿O es lo que nos están haciendo creer y en realidad sólo estamos aletargados?

Anónimo dijo...

Medito constantemente sobre mi situación en La Gran Ciudad.
Unas veces nos sentimos como cracks avanzando, progresando en el trabajo (porque vemos que valemos en algo y nos olvidamos de 'valer en los demás').
Lo cómodo es no luchar contra eso, o retardar ese momento de inicio de lucha hasta llegar a la cúspide del aguante, al polvo de la moral, a dejarnos guiar por caminos engendrados al azar, sin coherencia, evadiéndonos de la realidad, dejando a un lado la vida. Entendiendo por vida llorar al estar triste (y no pensar en caer en el incipiente porcentaje de población con problemas mentales), comer chocolate y pizzas y tartas sin otr@s nos hayan dicho antes cuanto pesar o moldear mi cuerpo...
En fin, vuelvo al sofá a pensar en mi Pequeña Ciudad...

Anónimo dijo...

La gran diferencia entre comodidad y aletargamiento es que la primera no nos deja salir del segundo. Véase comodidad como la no necesidad de cambiar situación, la no diposición de elementos necesarios para no estar aletargado.

Yo. dijo...

Para "yo mismo": Muchísimas gracias por tu muy acertada observación :)

Personalmente, sin embargo, me pregunto cómo es posible que estemos cómodos con la situación actual.

¿Cómo podemos decir que estamos cómodos en un mundo que castiga a los justos y mata de hambre a todo aquel que no agacha la cabeza ante el Imperio?

Afortunadamente, a nosotros nos ha tocado vivir en una región afortunada, y en lugar de torturarnos nos han comprado con chucherías para HACERNOS CREER que estamos cómodos. De esta forma se aseguran de que estemos calladitos con nuestros juguetes mientras "los mayores" deciden lo que es mejor para todos.

Lo han conseguido. Miro a mi alrededor y sólo veo autómatas que repiten las mismas rutinas a diario, que miran hacia otro lado cuando algo resulta inconveniente.

¿Dónde ha quedado el Ser Humano?

¿De verdad podéis decir que estáis cómodos con la situación que vivimos hoy?

Anónimo dijo...

To 'yo': Un placer, me gusta tu filosofía ;)

Siento no elaborar una respuesta profunda, meditada y elaborada, si os sirve de excusa me pilláis a las puertas de un vuelo...

Mi oponión: hay pocos seres humanos con valores y fuerza para afrontar cambios, superar complejos, imponer su personalidad... Pocos seres humanos tienen forjada una personalidad propia y no meras réplicas.Nos costará encontrar seres humanos auténticos, originales...

Que un ser humano salga de la comodidad a 29 mayo 2008, es cual trébol alimentando su cuarta hoja...

Hay, pero pocos [Pocos], y cuando ves uno... ¿qué pasa cuando ves uno [Uno]?

Yo. dijo...

Estoy de acuerdo en que hoy parece imposible que los seres humanos salgamos de este pozo de adoctrinamiento. Pero no creo que sea cierto que pocos seres humanos tengan personalidad propia.

Estamos alienados, desinformados, manipulados. Pero seguimos siendo Seres Humanos con mayúsculas, y dentro de cada uno de nosotros, aunque muchos no lo sepamos, está nuestro auténtico Yo, con nuestra propia luz y nuestro propio ritmo.

La auténtica revolución está en que todos volvamos la vista hacia nosotros mismos. Quizá el lavado de cerebro les haya funcionado, pero el alma no nos la pueden lavar. Debemos olvidar lo que está ahí fuera para poder recordar quiénes somos.

Anónimo dijo...

Seres Humanos.

Las personas nos hemos convertido en ciudadanos (enorme e intencionada trampa escondida tras una semántica seductora).

Productos [...] Podría ser un nuevo título de nuesta 'cadena' ;)

Para estudiar la diversidad (gran diversidad) de indentidades podemos focalizarnos en la identidad esencial: la persona, el Ser Humano.

Nuestras expresiones se basan en reglas que a su vez toman como base determinados valores.

La vida en ascendencia (bajo mi punto de vista, la perseguida por el título del comentario inicial, e incluso me arriesgaría a decir, la defendida por la filosofía del presente blog) consiste en esforzarse por buscar la felicidad, la intensidad... todo lo contrario a la vida en decadencia (comodidad, 'Comodidad' de la que se ha hablado en las entradas anteriores).

La mayoría de Seres Humanos (punto inflexión de mi comentarios conexo con el comentario de 'Yo')impulsan lo que parece frente a la realidad. Porque lo que parece es lo que Aparece (mensajes que nos envían continuamente, alejados de la realidad).

El cultivo del parecer de la mayoría de los Seres Humanos enfrenta la honestidad y la cultura del esfuerzo con la 'Comodidad' mencionada.

Yo. dijo...

yo mismo: De nuevo, muchísimas gracias por tus valiosas aportaciones :) Permíteme tomarte prestada una cita como punto de partida.

"Las personas nos hemos convertido en ciudadanos"

Sin duda, ese el precio que hemos pagado a lo largo del proceso de civilización. Sin embargo, yo me pregunto si ambos conceptos (persona y ciudadano)deben estar enfrentados o bien si nuestra sociedad actual es la que hace que sean incompatibles.

Soy consciente de que vivimos la decadencia del sistema actual, y de que la Mayoría (de la que ya hablé en otra entrada) nos fuerza a actuar según lo establecido en el reglamento del "parecer", arrancándonos de la búsqueda del "ser".

Creo que ese alejamiento de nuestra naturaleza (yo lo he llamado luz o ritmo a falta de alguna palabra que defina el concepto) es lo que nos hace cada vez más decadentes. Seguimos sintiendo la necesidad de "algo" que tratamos de suplir de innumerables formas (adicciones varias, consumismo desbocado, ansias de aparentar cada vez más...).

Lo cierto es que todas esas cosas con las que tratamos de cubrir el hueco nunca llegan a aliviar nuestra necesidad. En cuanto conseguimos lo que queríamos, aparece otra cosa que deseamos aún más, y cada vez nos entrampamos más.

Los juristas chinos 100 años antes de Jesucristo ya decían que "Si la vara de medir esta bien, las maderas estarán rectas. Si el gobernante es recto y sincero los que sirvan a su gobierno también". Plantear un cambio de base en la sociedad es demasiado ingenuo incluso para mí, aunque sin duda creo que es necesario y que se producirá (la historia siempre se repite).

Creo que los individuos podemos marcar grandes diferencias si nos negamos a dejarnos llevar. "Yo mismo" decía en su comentario que "El cultivo del parecer de la mayoría de los Seres Humanos enfrenta la honestidad y la cultura del esfuerzo con la 'Comodidad' mencionada". Yo creo (o más bien quiero creer, he ahí mi candidez) que esa mayoría de la que hablamos está compuesta de individuos que tienen en su mano invertir el proceso.

Puede que la sociedad en la que vivimos sea decadente, pero nosotros, los ciudadanos, debemos recordar que somos Seres Humanos, y creo que esa naturaleza es absolutamente incompatible con la decadencia.

Anónimo dijo...

yo: De nuevo, muchísimas 'de nada', por nada...

En el tránsito de afectos-desafectos a ciudadanos, hubo un momento en que fuimos personas.

Hemos devenido en ciudadanos por razones de conveniencia política,transformación que tenemos desde en el BOE hasta las más novedosas asignaturas optativas de moda en la LOGSE.

Persona: individuo de la especie humana. Hay una octava acepción que me gusta: supuesto inteligente.

Ciudadano: habitante de las ciudades antiguas o de estados modernos como sujeto de derechos políticos y que interviene ejercitándolos en el gobierno del país.

¿Tendrán algo que ver esos derechos y su ejercicio en la transformación en ciudadanos de las personas?

Yo. dijo...

¿Tienen algo que ver los derechos y su ejercicio en la alienación de las personas?

Personalmente, creo que no. No podemos culpar a lo que nos rodea por perder nuestra propia identidad. Es muy fácil recostarse y decir que el mundo nos ha hecho así, que somos productos de la ciudadanía.

Todos tenemos en nuestra mano encontrar nuestra identidad, independientemente de dónde vivamos y cuáles sean nuestras circunstancias.

Esta sociedad puede haber intentado programar nuestra educación para desproveernos de todo color que se salga de un gris uniforme, pero está en nosotros invertir ese proceso (sin que ello implique romper con el modelo de estado de derecho).

Anónimo dijo...

La noción de persona se encuentra en la historia de la humanidad desde que el individuo humano aparece dotado de una dignidad y una responsabilidad propias, siendo el estoicismo el que preparó el camino para una filosofía de la persona, hoy como otros muchos conceptos, arrinconada en la periferia de nuestro conocimiento.
Para Santo Tomás, la persona es lo más perfecto que hay en la naturaleza.
Para Kant es una fin en sí, digna de respeto y que nunca puede ser empleada como medio.
Para los pensadores del siglo XX, destaca su caracter social y relacional: la persona aparece como esencialmente orientada y abierta a lo otro: el yo no es posible ni tiene sentido, sino con relación a un tú.
¿Podemos vislumbrar las consecuencias de una visión reduccionista de la persona a ciudadano por su calidad de ejercedor de derechos políticos?

Yo. dijo...

Mucho me temo que, más allá de vislumbrarlas, ya estamos sufriendo las consecuencias de esa visión reduccionista de persona a ciudadano.

Ojalá la sociedad actual hubiese sido conformada por filósofos... ¿Acaso a alguno de nuestros excelentísimos dirigentes le interesa la noción de persona más allá de su calidad de ejercedor de derechos (y, sobre todo, de obligaciones)?

En un sistema cuyo único cimiento es el dinero no hay espacio para la filosofía. Así nos va.